(Autor: Joseph Gonzalez)
Mucho se habla de
lo profético hoy, pero poco se conoce al
profeta, vaticinar el futuro con acierto, no convierte a un hombre o mujer en
profeta o profetisa. No confundamos el don de la profecía con el llamado a ser
profeta.
Desde la misma Escritura podemos comprobar que un verdadero profeta se pasa la mayor parte del
tiempo “hablando con Dios, que hablando de Dios”.
Hoy muchos que
dicen ser profetas confunden su mente, embriagados por el cumplimiento de los
vaticinios, se alejan de la verdadera esencia de este maravilloso llamado
ministerial.
Primero debemos
saber que un hombre o mujer no es profeta o profetisa solo porque se capacita,
sino porque ha nacido para serlo: PROFETA SE NACE Y LUEGO SE HACE.
Jeremías 1:5
5. Antes que te formase en el vientre te conocí, y
antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
Desde este versículo debemos comprender que un
hombre que es profeta no lo es para sí mismo, para su propósito personal mezquino
y egoísta.
El profeta o profetisa está SANTIFICADO, es decir
apartado para el Dios Eterno y verdadero.
El profeta o profetisa ha sido apartado por el
Eterno para su propósito, eso es lo primero que todo varón o mujer que se diga
profeta o profetisa debe entender: “ser
apartado (santificado) para el Eterno.
Si como profeta no comprendemos que somos para Él, nunca podremos ser dados a las naciones.
Así mismo en cuanto comprendemos que hemos sido
apartados para el Dios Vivo, es el preciso momento en cuanto somos DADOS a las
naciones. Con esto quiero decir que no se me puede ocurrir como profeta que
soy, que todo lo que me ha sido dado es para mí, para mi deleite, por lo
contrario todo lo que me ha sido dado es para las NACIONES.
Moisés entendió esto muy bien y fue probado y
además “aprobado” por el Eterno.
Éxodo
32:9-10
9. Dijo más Yahvéh a Moisés: Yo he visto a este
pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz.
10. Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en
ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.
"UN PROFETA ES PROBADO, PARA SER APROBADO"
Como vemos, Moisés tuvo la oportunidad de ser elevado
por sobre todo y convertirse en un padre de una nueva nación, pero se rehusó.
En lugar de exaltarse a sí mismo se humilló y estuvo dispuesto a dar su vida
para salvar a un pueblo (nación).
Moisés
desde la sabiduría que proviene de la humildad y el reconocimiento del poder
del Eterno, presenta argumentos principales a favor del pueblo.
Yahvéh
le había dicho en Éxodo 32: 7 que el
pueblo era de Moisés y que él lo había sacado de Egipto. Moisés desde su
humildad, le responde diciendo que el
pueblo es del Eterno y que Él lo sacó de Egipto con grandes milagros.
1.
El profeta sabe que es parte del pueblo y no dueño del pueblo (sentido de
pertenencia)
ÉXODO
32
11. Entonces Moisés oró en presencia de Yahvéh su
Dios, y dijo: Oh Yahvéh, ¿por qué se encenderá tu furor contra
tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano
fuerte?
2.
El profeta argumenta a favor del honor del Nombre del Eterno.
32:12 ¿Por qué dejar que los egipcios digan: “Su Dios los rescató con la
mala intención de matarlos en los montes y borrarlos de la faz de la tierra”?
Abandona tu ira feroz; ¡cambia de parecer en cuanto a ese terrible desastre con
el que amenazas a tu pueblo! (NTV)
Moisés dice que los gentiles van a
pensar mal del Eterno si mata a su pueblo en el desierto. El testimonio ante
las naciones es muy importante y por eso no se debe hacer algo que los haga
pensar mal del Dios de Israel, como está escrito. Leer Ezequiel 20:5-22
3.
El profeta siempre tiene su memoria activa y recuerda los
pactos y promesas que Yahvéh ha hecho con sus escogidos
13. Acuérdate
de
Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado
por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia
como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de
que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre
4. El
profeta siempre es movido por la misericordia y la compasión.
32:14. “Y El Eterno desistió de hacer el daño
que había dicho que haría a su pueblo.”
¿Será
que Yahvéh puede cambiar sus designios? No, no los puede cambiar, en general,
pero sí puede cambiar su manera de cumplirlos
¿Puede
acaso el Eterno tener menos compasión que un hombre? No, la compasión que había
en el corazón de Moisés vino del Eterno. No es que Moisés había ido en contra
de la voluntad del Eterno.
La
controversia que hubo en el corazón de Moisés, respecto a lo que el Eterno le declaró, fue una lucha entre la
justicia y la misericordia que el Eterno permite que se produzca en sus
escogidos, esto activó la intercesión de Moisés. Y por ello se muestra
finalmente el perdón de Yahvéh, tal cual lo hace un esposo por su amada, aunque
haya cometido adulterio.
Esto
muestra que un verdadero profeta tal cual Moisés, no deja de lado la justicia,
pero no busca desesperadamente el juicio y la condenación de un pueblo, sino
que se mueve en misericordia y compasión, tal cual lo hace Yahvéh.
5.
El profeta decididamente aborrece, lo que el
Eterno aborrece
19. Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y
vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus
manos, y las quebró al pie del monte.
20. Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó
en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas,
y lo dio a beber a los hijos de Israel.
21. Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este
pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado?
22. Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú
conoces al pueblo, que es inclinado a mal.
Aquí vemos la reacción enardecida y justa de Moisés,
quien no soportó tal acción del pueblo, debido a la tendencia al mal de hombre.
El profeta no negocia con lo que se opone a la Torá
del Eterno, no puede aceptar nada que transgreda el orden perfecto establecido.
6.
El profeta siempre toma una posición radical
en todo momento.
26. se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién
está por Yahvéh? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.
Moisés tomó una posición ante un mal accionar de
muchos en el campamento, no se dejó llevar por afectos, ni sentimientos, no
perdió la objetividad, no fue parcial, ni permisivo, aún ante la explicación
humana de su hermano Aarón.
7.
El profeta profetiza aún si la palabra que dice,
aparentemente perjudica a sus seres amados
27. Y
él les dijo: Así ha dicho Yahvéh, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada
sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad
cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente.
Moisés profetizó lo que el Eterno había determinado,
muy a pesar de lo duro que esto pueda parecer a los ojos de todos.
En conclusión estos principios son los que a mi
juicio, mueven a un verdadero profeta levantado por Yahvéh, ante la tendencia
al mal de los que dicen ser pueblo de Dios y evidentemente no lo son.
Moisés demostró en Éxodo 32, que nació apartado para
cumplir el propósito de Yahvéh en todas las naciones.
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